sábado, 16 de agosto de 2025

CANÍCULA

    



 Tan atroz como Calígula, tan destructora como el caballo de Atila, cuando ella aparece a mediados de julio en el Mediodía de España (y cada vez más extendida a la zona septentrional de la península) el mundo se para y la tierra arde -literal y simbólicamente- como si el infierno se hubiera desatado en la Tierra. Mañana esperamos 44 grados de máxima en Sevilla dentro de una larga ola de calor imposible de combatir si no es bajo el pertrecho del búcaro y la siesta

    Hasta aquí el tópico...pero ¿es posible cualquier actividad mínimamente lúcida cuando el calor nocturno tampoco baja de los veintimuchos grados? (Ahora le llaman noches tropicales, pero sin  piña colada ni la hamaca entre palmeras y con chicharras y mosquitos).

    Hartito de no dormir a pierna suelta, cansado de tanto sol y tantas horas de luz cegadora trato de meditar cada día en mi sala de meditación a las ocho de la mañana y la misión titánica se vuelve una tortura. Me resulta casi imposible mantener la atención, la concentración casi brilla por su ausencia, las gotas de sudor, ya tan temprano, me bajan de la nuca a la espalda. Con la espada de la determinación, cual guerrero pacífico, no cejo en mi empresa...pero bien acabo dormitando, bien  dándole vueltas a los más peregrinos pensamientos.

    Quien no ha vivido este clima no podrá entenderlo. Mi amigo Vidal, que siempre tiene una frase certera y sentenciosa como castellano viejo que es, me lo deja bien claro: "En estos momentos ya es suficiente con sobrevivir...luego volveremos a vivir cuando se pase  agosto" pero el desgaste es dramático y el paisaje tras la batalla es un erial de buenas intenciones no cumplidas.

    Me vuelvo, pues, al búcaro y a la siesta, que es lo que toca y salvaremos todas las buenas intenciones que podamos esperando la llegada del otoño. Esta es mi Sevilla en verano.   




lunes, 4 de agosto de 2025

CÁNDIDA EDAD PRIMERA

    


    "Y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos": así reza en el credo católico que muy pronto hube de memorizar para poder recibir la primera Comunión. Como quiera que esta se recibía a los siete u ocho años y la pedagogía de la catequesis  era tan arcaica y obsoleta como la de la escuela de entonces, la tarea consistía en aprenderse uno el catecismo del padre Ripalda de memoria y en rezar las oraciones principales de nuestra tradición, incluido el Credo, antes de poder vestirse de marinerito y recibir la sagrada comunión (en mi caso fue de fraile porque heredé el traje de un primo de Burgos, donde siempre han sido muchísimo más serios y ortodoxos en esto de la Fe). Yo me preguntaba que quién sería aquella Gloria (con mayúscula) tan importante que el propio Dios se traía del más allá para juzgarnos por nuestros actos. Poderosa mujer aquella Gloria, sin duda. 

    Acá otro caso: en el catecismo (colección de preguntas y respuestas compendio de la fe católica) que aprendíamos también por transmisión y machacona repetición oral, rezaba que "Dios creó todas las cosas de la nada". Como quiera que una criaturita de apenas siete años no tiene desarrollado el pensamiento abstracto y para mi la nada no era nada, formé de manera natural una solución que se adaptara a mi capacidad comprensiva del momento: "Dios creó todas las cosas de Granada". Ya se podrán imaginar ustedes las ganas que tenía yo de visitar Granada si Dios había elegido tan hermosa ciudad para crear el resto del Universo entero.


 

domingo, 3 de agosto de 2025

EL CABLE EMPLUMADO





    En la foto no se observa, pero todos están mirando al poniente, con el sol a punto de decir adiós un día más en esta canícula veraniega. Cada atardecer aguardan en el cable antes de ir a dormir quién sabe en qué nido. Es el descanso tras el vuelo incesante, es la contemplación silenciosa previa a la desbandada general, cuando todos inicien el vuelo unánime tras no se sabe qué indicación misteriosa. 
    En la foto no se observa, pero en el cable había más de cincuenta pares de alas cansadas, cumplida su labor diaria de alimentar a los polluelos que en el inicio del otoño retornarán a África.
    Al llegar con mis perros hasta su altura por el camino de la huerta   me echan una ojeada sin inmutarse y en un instante regresan a la contemplación del atardecer o al aseo de sus plumas. 
    Me siento acompañado por esta sangha de vencejos en mi paseo diario y su silencio me motiva para contemplar yo también la soledad de aquel baldío que aguarda reseco la llegada de las primeras lluvias de otoño.
    En la foto no se observa, pero siento que hay un hilo que me une al corazón de estos pajarillos y que su vuelo y su quietud silenciosa tienen mucho que decir en el ajetreo incesante del mundo que hemos construido.



 

martes, 29 de julio de 2025

OJOS DE UN DIOS MENOR

 




    Un día lo descubrí no sé si por azar o como fruto de tantos años de meditación. Dios me estaba mirando a través de los ojos de mis perros. No quedaba otra que rendirse a esa mirada que llega desde un más allá ( o mejor un más acá) imposible de descifrar si miras con tus ojos enturbiados por la prepotencia de un humano que se cree superior al resto de los seres vivos.
    Dios me estaba mirando a través de los ojos de mis perros, de eso no me cabía ninguna duda. Cuando esa mirada se posa en ti no te ves juzgado ni condenado, simplemente te sientes reconocido. Es lo bueno que tiene dios, que te acepta tal y como eres. Uno se empeña en pulir el alma día tras día y resulta que ese dios de ojos grandes no tiene un juicio que lanzarte con su mirada limpia porque te reconoce como si te mirara desde antes de tu nacimiento.
    Dios tiene una mirada así desde el principio de los tiempos, pero la neblina de la nuestra nos impide reconocer el milagro rotundo tras esos ojos de transparencia eterna. 
    Esa mirada me encendió el corazón con una luz diáfana que te desnuda el alma. No son dos perros los que conviven conmigo desde hace trece años, son dos emisarios de lo divino, dos ángeles de cuatro patas, dos compañeros de camino fieles hasta el sacrificio. 
     Pero no siempre estoy tan lúcido como para contemplar a este dios menor. A veces me pierdo en mis dudas, en mi tristeza, en mis pensamientos obsesivos y entonces solo veo un par de ojos normales y corrientes...pero este dios menor es generoso y me viene a visitar de vez en cuando para que recupere la vista y la salud del corazón. Sucede a veces. Hoy ha sido un día de esos.

jueves, 24 de julio de 2025

PESCAÑÍA EN EL RECUERDO


 

        Bajo la argolla estaba su pesebre desaparecido hace tiempo. Lo que se salvó del naufragio de la piqueta antes de la última reforma fue esa argolla donde se sujetaba a Pescañía. La cuadra hoy es salón de la casa, sin más vestigios del pasado que esa argolla superviviente.  Pescañía se ganaba la vida con  la carga de pienso que viajaba diariamente en los serones para repartirse entre los corralitos de gallinas en los soberaos de las casas humildes de El Viso. Mi mujer quiso homenajear a quien fue el ayudante de su padre en el negocio familiar. Ella era muy pequeña entonces y  recordaba  al burrito de un tamaño enorme. Me pidió que le buscara un azulejo que lo inmortalizara y fui a encontrarlo en El Pedroso donde casualmente me encontré con una amiga de la juventud que había abierto allá un taller de cerámica. Antonio el Canijito, que lo conoció bien, dice que el azulejo  es igualito al Pescañía, del que no se conserva ninguna foto. Guadalupe dice que poner ese azulejo en el salón de la casa es una "viseñá" que es como califican los vecinos de Mairena las salidas de tono de los visueños. Pero ya lo dice la palabra vi/bi-sueño: los que sueñan doblemente. En este pueblo el gentilicio tiene contenido onírico.

        Más allá de la anécdota, lo que subyace es el respeto a los animales y el reconocimiento a su contribución a las cargas familiares. De alguna manera Pescañía se ganó el pan y dio de comer con su trabajo a una familia de seis personas; mis suegros y sus cuatro hijos. Cuando las condiciones económicas mejoraron se vendió el burro y se compró una camioneta para el reparto ya que el negocio prosperaba y era difícil llegar con Pescañía a todos los clientes.

        Nunca fue maltratado y se le respetó y cuidó mientras vivió en la casa.  Hasta que un día mi mujer con lágrimas en sus ojos lo vio partir para siempre. Para un niño -que no discrimina entre especies- es dura la separación de un miembro de la familia, aunque este camine sobre cuatro patas.

domingo, 20 de julio de 2025

EL ÁNGEL DE LAS MISIONES PEDAGÓGICAS

 


        Mi cuñada no se da muchas trazas con la fotografía, de ahí que la cara de Saad aparezca sesgada. Es inexperta en fotos y magnífica en el arte de recuperar alumnos desmotivados. Tanto Abdeladin como Saad eran los típicos alumnos que se iban quedado atrasados en su proceso de aprendizaje en la escuela por causas ajenas a su voluntad: un sistema deficiente, una cultura distinta, un español aceptable pero endeble de vocabulario, unos padres huérfanos de recursos... todo ello formando un caldo desabrido difícil de tragar para un par de niños de apenas diez y doce años. El tercero en concordia es Alberto, sobrino de Manolita, mi cuñada. A este último la escuela le resulta un calvario particular. No le gusta en absoluto y de vez en cuando se une al coro magrebí para recibir su ración de sabiduría manuelina. Su cara avinagrada lo dice todo. Para él sería una alegría si un domingo por la tarde le dijeran que su escuela había salido ardiendo. Y en el centro de la mesa, de color amarillo, el chocolate en polvo con el que se endulza la píldora del conocimiento a mitad de la clase diaria junto con unas galletas o un bizcocho.

        Entre lápices, libretas, envoltorios de galletas y vasos a medio terminar se cuela la voz de Manolita entusiasta. Tan entusiasta que ha conseguido inocular el amor por la escuela a ambos hermanos que con sendas mochilas aparecen a diario en la casa para recibir su ración de amor en forma de tema de Lengua o Conocimiento del Medio. El contagio se produjo pronto. Cada día ella viene a estar con la abuela desde las seis de la tarde hasta las nueve y media de la noche. Conoció a ambos hermanos y se dió cuenta de su precaria situación en la escuela. Se ofreció a ayudarles sin compromiso y ellos aceptaron. Ella puso los medios y las normas y ellos la diligencia diaria. El primer examen aprobado se convirtió en una fiesta. Los aprobados se fueron sucediendo hasta el final de curso. Su boletín de notas dice que este curso lo han aprobado todo con buena nota. Manolita está feliz porque siempre que uno se da generosamente hay algo en el Universo que nos lo devuelve el ciento por uno. 

        Ahora que una parte de la sociedad rechaza con odio al extranjero, siento que el ejemplo de Manolita nos señala el buen camino. Cuando das amor estás rompiendo barreras de incomprensión. Cuando das amor sabes que quien se sienta cada día junto a ti para aprender y salir adelante nunca te olvidará porque en un momento fuiste, frente al fracaso, el ángel exterminador de la marginación.

sábado, 19 de julio de 2025

LA COMUNIDAD DE LOS CARACOLES

 

Goza de una inteligencia múltiple que por lo general nos pasa desapercibida. Digo múltiple y quizá debería usar otro término aún no acuñado. Las múltiples caras de la Madre Tierra nos ofrecen una prueba palpable de que algo hay en ella que rige con inteligencia el movimiento de sus especies, sean estas animales, vegetales o minerales. ¿Por qué misteriosa razón estos caracoles caminaron quién sabe desde donde para confluir todos en esta sobrecargada rama del naranjo seco? ¿Qué instinto o inteligencia común  les marcó el camino? ¿Ese abigarrado mundo es una estrategia de supervivencia o más bien obedece a la necesidad que creíamos exclusiva de los mamíferos como seres sociales de vivir en comunidad? Es verdad que tal como muestra la foto, también los hay periféricos, pero son los menos. ¿Qué temperaturas podrán aguantar en el tórrido verano de El Viso? ¿Cómo no fueron a una rama verde del granado cercano o de otro naranjo vivo? Son preguntas que se quedarán sin contestar. 
    Cuando el Buda decidió no levantarse de su meditación hasta tanto no se quebrara el velo que le impedía conocer la verdad última, pasó varios días en absoluto silencio y quietud. A veces, aun estando a la sombra del pipal, el sol caía sobre su cabeza amenazando con una insolación que podría haber acabado con su vida. La Madre Tierra fue generosa con él. Cientos de caracoles se pusieron en marcha y subieron por distintos caminos de su cuerpo hasta juntarse todos en su cuero cabelludo formando un casco que protegió al Buda de la insolación. Esos rizitos que se pueden ver en las cabezas de las estatuas de Buda no son tales. Son la representación y homenaje hacia aquella sabiduría compasiva de la Madre Tierra y sus caracoles que salvaron  al Buda de la muerte.

domingo, 6 de julio de 2025

DIOS ENTRE LOS PUCHEROS

  


  Vino entusiasta, como es ella. Vino con un tomate en la mano. Sus manos aún olían a tomates recién pelados. "Escribe hoy sobre mi y los tomates -me dijo- sobre la maravilla de la pulpa roja que se va deshaciendo entre mis manos. Escribe sobre la maravilla de Dios en los tomates". Y un servidor, complaciente en el amor de esa sonrisa, no pudo hacer otra cosa que ponerse manos a la obra. Y aquí me tenéis, dedicándole estas palabras a Dios en el tomate por deseo de mi mujer.

     Ella disfruta en la cocina, cosa que yo no consigo salvo en la preparación del arroz con verduras. La fuente que emana de ese disfrute es el amor a su familia y a sus allegados. Ella disfruta regalando amor esparcido en unas papas aliñás, en un gazpacho, en una sopa de tomate, en un pisto manchego. Ese amor se transmuta, por una alquimia indescifrable, en el sabor insuperable de sus platos. Nos comemos el amor de Guadalupe cada día en la forma más concreta, orgánica y visceral posible. El amor de Guadalupe pasa inexplicablemente por tus entrañas y te hace agradecer que el tomate sea un dios menor que la vida nos ofrece cada verano.

    Yendo más adentro en la espesura, como diría el santo poeta, se advierte que no es cosa baladí elevar al tomate a la categoría de dios menor. ¿Qué cosa es un tomate sino la conjunción perfecta de una semilla, la tierra, el sol, el agua, el ciclo de la luna y los cuidados del hortelano? ¿Estamos contemplando realmente al tomate como algo individual, separado o como manifestación de lo Uno? ¿No es el tomate una expresión completa de todo el Universo? ¿No está Dios también en los tomates? Es más, ¿no será sino el mismo Dios que toma mil y una formas para enseñarnos -torpes humanos- que está tan, tan cerca de nosotros que ni nosotros somos capaces de verlo?

    La miopía humana se cura con el silencio, con la contemplación. En el silencio se manifiesta la última verdad del tomate. No hay nada en el universo que esté separado del resto. Por eso a Dios no se le escapa ni un pelo que caiga de nuestra cabeza.

    Dentro de un ratito tocará la liturgia de la sopa de tomate que ahora se cuece en el fuego. Ojalá y pueda contemplar cómo Dios se hace tomate a través de las manos de Guadalupe para que sigamos sosteniendo nuestras vidas alimentados por el amor de sus manos divinas.



miércoles, 2 de julio de 2025

LA SABIDURÍA DEL OLIVO

    


    Esta mañana he quedado con Rodrigo para tomar un café y charlar un rato. Rodrigo es un artista nato, de esos que ya nacen con una guitarra, un lienzo o un lápiz en la mano. En su caso multidisciplinar lo mismo sirve para un roto que para un descosido. Se le da bien escribir letras de canciones, se le da bien poner música a dichas letras y se le da bien pintar. Maestro de las tres pe: pluma, pincel y púa. Pero hay otras pes en su curriculum: la pe de paciencia (no hay más que verlo en los ensayos del coro cómo ejerce su función de director); la pe de pacífico (mucho más profunda esa que la del pacifista); la pe de perseverante y la pe de puro (en su sentido de natural, íntegro, auténtico, genuino y sencillo).

    Rodrigo el autodidacta sabe mucho más que yo por mucha carrera universitaria y mucha docencia que  haya ejercido a lo largo de mi vida. Me quito el sombrero con este hombre. Su curiosidad y ganas de aprender no tienen fondo. Hoy me ha enseñado su libro de letras flamencas donde reconozco su habilidad y buen oficio. Yo no habría sido capaz de hacerlo mejor. Tener amigos así es lo que me honra. 

    Entre el ruido de los parroquianos del bar Chichi  y el del aire acondicionado era difícil seguir la conversación. Me llegó su comentario sobre la primera cualidad de un pintor, que no es otra que saber mirar...y después que salga el sol por Antequera. Pero la cualidad primordial de todo artista  para él es la de ser buena persona. Lo mismo que un profesor lo primero que  hace en el aula es enseñarse a sí mismo, el artista también se enseña a sí mismo y lo que es, aflora en su arte irremediablemente. Por eso hay artistas de primerísimo orden que a pesar de su calidad, no llegan al público y sin embargo otros -decía- no tan dotados por las musas merecen el favor del respetable.  

    Saber mirar es plena consciencia, mindfulness. Quien sabe ver profundamente es porque está concentrado en el acto de mirar sin que le distraigan otros pensamientos. Un naranjo eleva sus ramas, salvo que esté cargado de fruta pero el olivo tiende a que sus ramas aflojen -contaba-. Y entonces me sorprendió con esta perla: las hojas del olivo no están de cara al sol en verano, tienden al sesgo para evitar la evaporación de las hojas. Por eso el olivo no es bueno para dar sombra. La hoja del olivo no da la cara al sol sino el canto y es tan pequeña por lo mismo. Eso le permite sobrevivir con escasa agua y no agostarse.

¿Quién dijo que no hay una profunda sabiduría en la madre Tierra, incluso en un simple olivo?

    Me pareció sorprendente la sabiduría del olivo y la capacidad de observación de los hombres del campo. El silencio del sabio es también saber ponerse de perfil ante la estupidez del mundo. La hoja del olivo, gracias a Rodrigo, me ha dado una lección esta mañana. ¡Qué buena maestra es la madre Naturaleza!

lunes, 30 de junio de 2025

TÓRRIDA SUPERVIVENCIA

  


Es la tiranía de los cuarenta y dos grados sostenidos durante varios días. Es la tiranía del clima como venganza contra un Ícaro soberbio que se atrevió a desafiar las leyes del universo. Este Ícaro de los hidrocarburos ambicioso que despreció la areté de los griegos es la causa primera de la actual dictadura del termómetro. 

    No puedo hacer nada en todo el día salvo sobrevivir. No puedo pensar, no puedo hacer yoga, casi no puedo meditar aunque me levante muy temprano (las noches son igualmente tórridas) y lo que el cuerpo me pide es andar derrumbándome de la silla del escritorio al sillón y de ahí al sofá. 

    No aguanto mucho tiempo el aire acondicionado y cuando salgo de su ámbito de influencia la bofetada de calor es aún más dañina. No sé ni como tengo cerebro y ganas para escribir esto. 

    La palabra clave ahora es sobrevivir. Ya vendrán mejores tiempos...y clima. 

sábado, 21 de junio de 2025

LA FLOR EN EL VERTEDERO

   


 
Todos los días, tal cual la rutina del café y las tostadas, llevo a mis perros a pasear a la huerta del Cura, un antiguo vergel hoy devenido en una escombrera que rodea con un cinturón de cascotes, latas, restos de obra y botellas de plástico un sembrado de patatas que veo crecer según las estaciones del año. Ha estado hace poco rodeado de margaritas y malvas que ocultaban la sordidez de la basura pero ahora, secas las plantas por el estío prematuro, un montón de podredumbre se deja ver acá y acullá sin el mínimo pudor . 

    En la desnudez de lo desechable quizá no haya belleza, pero cuando lo sórdido se encuentra a centímetros de una plantita llena de flores silvestres se produce un pequeño milagro. Quien tiene ojos para mirar puede ser consciente de cómo la belleza de lo simple es aún más grandiosa cuando viene rodeada de lo inmundo. Es la flor amarilla en medio del estercolero. Es la flor que no discrimina, no se queja por haber nacido entre tanta fealdad, acepta su destino con la mansedumbre de quien sabe que realmente siempre ha estado aquí, aunque disfrazada bajo numerosas formas. Reina del vertedero, ni presume ni se queja. Con su presencia revela el milagro de la vida, la fiesta de mis ojos. Si no los tuviera para contemplar profundamente la flor, quizá su existencia habría pasado desapercibida, como si nunca hubiera existido. Es muy triste que tanta belleza desaparezca del mundo sin que unos ojos se hayan detenido en ella.

    A veces uno busca en las grandes cosas, los grandes paisajes exuberantes, las grandes exaltaciones del espíritu,  pero en la realidad del día a día hay mucho de estercolero rodeando bellas flores. Lo realmente sabio es acertar a distinguir la paja del grano sin despreciar por ello a ninguno de los dos.


sábado, 31 de mayo de 2025

LOS CONEJILLOS DE INDIAS

   




 Un sábado por la noche en este invierno del 2025 estaba paseando a mis perrillos cerca del monumento a las recoveras acá en el Viso y en el paso de peatones cedí la iniciativa a un grupo de chicas maduritas que iban sin compañía masculina. Frisarían la cincuentena. No me había alejado ni cien metros cuando sentí una voz a mis espaldas que me llamaba por mi nombre. De lejos se presentaron: "somos tus alumnas de Arahal". Siento una oleada interna de calor y que el corazón sin mi permiso se me abre de repente, así como también los brazos. Vuelven los recuerdos de mis primeros años de profe, vuelven esas caras adolescentes, vuelvo a los treinta años de sopetón y sin paracaídas. Corren hacia mi como las gacelillas que fueron y las quiero abarcar a todas para meterlas en ese corazón abierto. Risas, alegría del reencuentro. Me cuentan rápidamente (llegaban ya tarde a una cita) algo sobre sus vidas y allí las dejo irse y me siento náufrago en esa acera y dispuesto a verlas en el cincuenta aniversario de la creación del Instituto Al Andalus, durante la cena que se celebrará allí en el parque de San Antonio a finales de mayo.

    Ayer fue esa cena. No estaban todas pero sí alguna que otra con las que pude charlar un poquillo. Al entrar busqué a Manolo entre el gentío. Manolo es como mi hermano. Estuvimos juntos en el colegio desde parvulitos hasta el COU y luego hemos coincidido en Arahal al principio de nuestras carreras docentes y al final cuando ambos nos jubilamos en el San Isidoro de Sevilla. Estaba rodeado de varias exalumnas y pensé que también habría alguna entre ellas a la que yo le habría dado clase pero me equivoqué, justo acabaron en el verano del 90 y yo llegué en otoño con el nuevo curso. No obstante, la comunicación fluyó con rapidez y al poco rato me adoptaron ya como su profe y yo a ellas como mis alumnas. Siempre he dicho que mi alumnado de Arahal y de Paradas (antes ambos pueblos compartían instituto) destacaba por su nobleza de corazón.

    De vez en cuando me escapaba un ratito para saludar a un antiguo compañero o para infiltrarme entre el gentío y picar el anzuelo de todo reclamo hacia mi persona, pues tras treinta años es prácticamente imposible reconocer a alguien a no ser que hayas mantenido un cierto contacto a través de los años. Ellos debían lanzar el anzuelo que yo picaría gustoso. Encontrarse con jefes de estudio, gestores culturales, bibliotecarias, agentes de turismo, doctoras, maestras y maestros, diseñadores gráficos, músicos y un largo etcétera que os ahorro me hacen sentir que en su momento puse ese granito de arena para que dicha realidad pudiera darse. Me resarcía ese orgullo sano de otro sentimiento menos agradable que me acompaña cuando recuerdo mis primeros años como docente. Les confesaba a varios que había sido rígido y estricto en muchas ocasiones pero que entendía con los años que esa autoridad mal entendida no era otra cosa que producto del miedo y de la inseguridad del novato. Nadie entonces nos enseñó a enseñar, aprendimos sobre la marcha y los primeros alumnos fueron a la vez nuestros primeros maestros en el arte de la pedagogía. Les di las gracias por haber sido conejillos de indias y por su generosidad hacia nosotros. Soy maestro, soy profesor gracias a mis alumnos de mis primeros años de docencia; primero Sanlúcar de Barrameda, luego Martínez Montañés e Instituto Nervión (los años previos a mi primer destino como funcionario) y más tarde revalidé el título en la cátedra de pedagogía de Arahal con un doctorado de cinco años. ¿Cómo no estarles reconocidos y agradecidos?  Ahora, treinta y tantos años después, cada uno de ellos y uno por uno me absuelven de mis desvaríos. 

Llevo Arahal en mi corazón...y ahora aún estoy más cerca. Veo cada mañana su pueblo en la lejanía cuando abro la puerta de mi sala de meditación en mi casa de El Viso y subo a la azotea bien temprano y clavo la mirada en aquellos puntitos blancos al final del mar de la vega de Carmona y allí los veo a cada uno de ellos en su historia. El corazón se me vuelve a abrir de repente y les deseo que la vida los trate con cariño y que siempre mantengan el corazón abierto, que es la única forma de estar vivo que conozco.

Goyo Hidalgo, 31 de mayo 2025



martes, 27 de mayo de 2025

LAS GAFAS DEL 66

    



  


 Hace 
pocos días cumplí 66 años. Me pareció divertido darle la vuelta a los dos números y convertirlos en unas gafas con sus correspondientes patillas. Así, tengo la oportunidad de tener unas nuevas gafas con las que ver la vida de otra manera. La visión oftalmológica del 66  la imagino como una entrada en el umbral de una sabiduría hasta hoy velada. Estas gafas me dicen que no sirve mirar con las antiguas. Debo estar muy atento y no traicionar el regalo que se me hace. Los once fueron el preámbulo de la adolescencia, los veintidós la entrada en la juventud, los treinta y tres el paso al mundo adulto. Cuarenta y cuatro y cincuenta y cinco las etapas de madurez y los sesenta y seis la apertura -espero que definitiva- al anhelo de una visión más profunda.

    En el budismo se habla  de la verdad histórica o relativa y de la verdad última o realidad última. Es la teoría de la doble verdad. Quedarnos solo con una de ellas es sostener una visión parcial y sesgada. Ambas son verdad, ambas son necesarias, pero negar una sin comprender y aceptar la otra nos limita a unas gafas de miope mal graduadas. En la realidad histórica somos entes separados, todos los seres tienen su propia identidad separada y no nos confundimos. Es, como dice el refrán "Al pan,pan y al vino,vino"; Pero en la realidad última no hay separación porque toda separación es ilusoria. Pan y vino comparten una identidad común al estar vacíos. ¿Vacios de qué? De una esencia o entidad individual. En la hoja de un árbol está el universo entero. Sin la luz, el agua, la tierra esa hoja no podría haberse manifestado. Conque una sola de las condiciones desaparezca, desaparece esa manifestación llamada hoja. Yo estoy hecho de todo lo demás, no tengo una entidad separada del resto. No es difícil tener una comprensión intelectual de esta verdad...pero otra cosa es vivir esa verdad, haberse dado cuenta desde lo más profundo. El velo de Maya cae y se nos muestra la realidad última, donde la ignorancia, el miedo y el yo como un ser separado se ven como meras ilusiones. Ahora con estas gafas voy a procurar afinar la mirada y poner todo de mi parte para que esta verdad última se revele por sí sola.


viernes, 4 de abril de 2025

La toná de Guadalupe Santos

    Yo no sé si será un tanto extemporáneo que yo cante una toná flamenca con mi suegra de cuerpo presente. Tengo el permiso de sus tres hijas pero no tengo yo claro si formará un revuelo en el pueblo por lo novedoso del caso. Ni tan siquiera sé si una vez en faena no me embargará la emoción y seré incapaz de que salga algún sonido inteligible de mi garganta. 

    Ya en otro momento hablé de ella -la santa que se apellida Santos- pero retomo aquí el asunto porque en estos meses me he dado cuenta de la oportunidad que me ha brindado la vida para disfrutar de la compañía de una señora de 92 años cuya luz se va apagando poco a poco. Tuve la mala suerte de perder a mi madre con apenas un par de años de edad y como digo, la vida me está permitiendo despedirme de mi madre de forma vicaria en el final de mi suegra. Tal es así que cada día observo con mucha atención los estragos que el tiempo han ido marcando en su cuerpo y en su mente. Sus comentarios en bucle, la fuerza ausente de sus piernas, el cuerpo doblado como si la Tierra la fuera reclamando anticipadamente. Todo lo marca la vejez, la vulnerabilidad, el dolor de unos huesos lentos y la ajada voz que se despide cada noche con el temor de que sea la última. 



La letra de la toná dice así:

 Está en su lecho de muerte

Guadalupe Santos García.

Vivió tu Santa Voluntad

partió el pan con quien no lo tenía.

"Si todos somos hijos de  un mismo Dios

¿Por qué unos tantos y otros tan poco?"

En su silla de ruedas cada mañana este sermón.

Y esta gran verdad 

que olvidan sabios y ricos 

la dice muy despacito

la que vivió tu Voluntad.


lunes, 24 de marzo de 2025

LA CARPINTERÍA DE LOS LOPA

    

 En la calle Juan Bautista de El Viso del Alcor, detrás de un portón decimonónico, una carpintería que parece sacada de una novela de Galdós si no fuera por los aparatos eléctricos (labrante incluido) que asoman acá y acullá.  Te recibe, con sus gafas cubiertas del polvo de la lija, el maestro  Lopa. Su padre ya fue carpintero y sus hijos Jesús y José Manuel continuaron la saga.  Allí aprendió el oficio Paco el Sopi, primo de los Lopa y futuro cantaor y por allí pasó sus buenos ratos adolescentes el otro gran cantaor visueño de la familia Janega, Segundo Falcón.

    Por la carpintería aparecí una tarde de finales de invierno para preguntarle a Jesús si podría arreglar una silla que tenía dos travesaños rotos. Era una silla rústica de estilo rondeño que compramos cuando nos casamos y que en aquellos años finales del milenio se pusieron de moda. Las fabricaba un tal Molina, gitano de Morón que usaba como materia prima vigas de madera de derribos. Compraba esos materiales de acarreo en los cortijos ruinosos y en las casas heridas por la piqueta de la serranía rondeña. Las fregaba con cáustica y las reciclaba en armarios, mesas y  sillas de tal manera que parecían antiguas. 

    Jesús tiene conversación fácil y es aficionado al flamenco, como sus padres. Me contaba que antes incluso de crearse la peña flamenca del Rincón del Pilar, la carpintería fue punto de reunión de los cabales (que así es como llaman los flamencos a los aficionados recalcitrantes). Me llamó la atención su comentario sobre la idoneidad de la carpintería como musa e instigadora del duende. "Es que -decía- las máquinas tienen su afinación. Por ejemplo, aquella está afinada en si bemol y te invita a los cantes de Huelva. Aquella, que tiene un tono más grave, te llama a la soleá o a la seguiriya". (Ahora entendía  lo de cantar bajo la ducha. ¿En qué tono bajará el agua  hasta la pileta para que incite al canto?) No es de extrañar lo que argumenta Jesús. La fragua ha sido siempre el crisol de los buenos metales del flamenco. Aún hoy el yunque y el martillo acompañan al martinete, cuya misma palabra evoca el golpear rítmico del martillo.

    Me puedo imaginar la reunión de los cabales alrededor de una botellita de vino. Entre ellos Jesús el cojito, hermano de mi suegro, bético a rabiar pero que le llevaba las cuentas a la peña sevillista y vendía lotería por todo el pueblo. Era amigo íntimo del padre de los Lopa y se llevaban las horas muertas entre el aguardiente y las bromas y ocurrencias de Jesús el cojo mientras Lopa padre trabajaba la madera.

    Jesús encola la silla y le sujeta el gato a las patas. La cola rebosa al apretar el gato. "Buena señal -comenta el maestro- si no rebosara no pegaría el travesaño". No me quiere cobrar por la faena y decido tirar por la vía del trueque. Un buen bote de alcachofas romanas en conserva que compraré en el Fuino servirá. La silla quedó en observación  tras la intervención quirúrgica y yo volveré al día siguiente con las alcachofas y con la intriga de saber cómo sonaría una soleá con el ritmo del labrante.