viernes, 28 de marzo de 2014

LA CÁRCEL DEL FUNCIONARIO


Con la que está cayendo de penalizaciones y recortes, cualquiera se queda en casa cuando un catarro nos deja minados los huesos, la cabeza como un bombo y la nariz como una destilería (eso sin hablar de la tos recurrente).
Aprendí hace tiempo que si tú no sabes parar a tiempo, el cuerpo te para... sin remedio. Eso es lo que me pasa.El cuerpo me ha dado un parón. Llevo tiempo escuchando su queja pero el sistema de vida que nos hemos "regalado" hace que nos olvidemos de él y miremos para otro lado. Sin embargo a mi me ha servido para reflexionar mucho cuando lo escuchaba estos días, aunque sabía que no podía parar porque no tenía ninguna enfermedad "justificable" para darme de baja laboral.
Lo que el cuerpo me ha dicho es que estoy sometido a un régimen inhumano, que atenta contra la vida. Ese río de vorágine activista, laboral, académica en el que estoy empantanado aun a mi pesar (pero de algo hay que vivir...) me deja exhausto y cuando quiero retomar las riendas de mi vida, aplicar la plena consciencia al momento presente, ese torbellino lo arrasa todo y me siento llevado de aquí para allá como la hoja de un árbol por el viento.
Ahora mejor que nunca entiendo el camino de los monjes. Dejarlo todo para ser más libre. Infinitamente libre a pesar de la precariedad de las posesiones. Infinitamente libre para decidir qué hacer en cada momento. Empiezo a envidiarlos, a envidiar su sabiduría.
Estoy cansado de enseñar, cansado del sistema educativo de la LOE-LODE-LOGSE-LOMCE que únicamente pretende guisar niños y adolescentes para el gran puchero de las diosas Economía y Consumo.Yo me quiero bajar del carro, pero no puedo. Esto es como lo de Tántalo y Sísifo pero con una tiza, una pizarra y un libro.

martes, 11 de marzo de 2014

LA PACIENCIA


Dicen que es la madre de la ciencia... yo creo, aun sin rima,  que es la madre de la sabiduría.

 Hoy he perdido la paciencia. O sea, que no he sido sabio. Mi ignorancia me ha sacado de quicio y entre las bisagras desvencijadas he reconocido mi cabreo, mi furia por la situación de este país llamado España, mangoneado por sus dirigentes políticos y empresariales y ninguneado por Europa.

¿Qué os voy a contar que no sepáis? 
Pero a mi me ha dolido en el alma el ninguneo y desprecio del partido popular hacia las víctimas del 11M. Ese cinismo y desvergüenza que con tanta deshonestidad se enseñoreó de periódicos como El Mundo o radios como la COPE difundiendo el infundio, la calumnia de la "trama etarra" en el atentado. Incluso se despreció a las víctimas, a sus representantes, a los funcionarios encargados de la investigación.
Y diez años después y con la evidencia de que ETA no estaba ni aparecía por ninguna parte, no hay ni siquiera el reconocimiento de la falta, la humildad de pedir perdón a tanta gente inocente.  
Me he dejado llevar por la rabia. He sido poco sabio... pero ellos han sido ignorantes, muy ignorantes y han hecho mucho daño y siguen sin reconocerlo.
Están tan ensoberbecidos que la monstruosidad de sus actos comienza a desfigurarles el rostro humano. La cara de la Bestia asoma a través de las gaviotas en un azul manchado de sangre inocente.
Algún día quizá se darán cuenta... si son tan valientes como para reconocerlo y mirarlo de frente. Quisiera estar lleno de compasión ese día, libre de ira,  para no arrojarles todo mi desprecio a la cara. 

jueves, 6 de marzo de 2014

EL ÁRBOL FLORECIDO


Viene de un sueño gélido, de una humedad helada. Ha estado atrapado en no se sabe qué Averno y ha logrado escapar esta mañana. Tan feliz, tan dichoso que ha gritado al viento su alegría. Alegría rosa, pobladas ramas. No encuentro con qué taparme mis vergüenzas cuando llego frente a él con esta cara de invierno triste que se me ha ido poniendo con los meses del frío. 

El cristianismo ha forjado una leyenda sobre San Francisco de Asís. En lo más crudo del invierno, San Francisco le grita a un almendro, "¡Háblame de Dios!", y el almendro florece de repente. Se torna vivo.
¿De dónde viene esta flor del cerezo que hoy contemplo? ¿Hacia dónde irá luego que caiga a la tierra? Me importa un bledo. Yo sólo estoy aquí para contemplar la gracia de esta rama verdecida, la flor que grita la belleza del mundo. El rumor del paraíso terrenal en los pétalos leves y minúsculos.
Yo me hago testigo de todo ello. Nada más. Soy quien contempla el árbol y soy el árbol contemplado y sé que ambos estamos sujetos a la misma rueda de fortuna que nos trae y nos lleva por un misterio insondable que desconozco.