martes, 26 de julio de 2022

LA HIERBA INGRÁVIDA

     Envié esta foto a mi hija y ella me preguntaba a la vuelta del correo, "¿Eso qué es?" Solo le di una pista: "la hierba no puede crecer en las alturas", pero siguió sin darse cuenta de que la foto tenía truco.    Es el engaño de los sentidos, tan viejo como la humanidad misma, pero seguimos aferrados a lo que muestran nuestros sentidos como si fuera real lo que vemos. La verdad, según nos parece, entra por los ojos, por el oído, por la lengua y el tacto. Hemo hecho de las puertas de nuestra casa el fundamento de la verdad, pero la verdad siempre ha sido problemática. Si depende de la razón, el corazón tiene razones que la Razón no entiende, como dijo ya Pascal. Si depende del corazón, es ciego como alguna clase de amor adolescente y no puede ver la semilla de locura que a veces sostienen sus ojos velados. Solo, como San Juan de la Cruz, nos queda un camino: "Entra más adentro en la espesura".



ARQUEOLOGÍA FLUVIAL


No siempre que uno toca fondo vuelve a renacer como el Ave Fénix. 
 

lunes, 25 de julio de 2022

SANACIÓN EN MÍ, SANACIÓN EN EL MUNDO

 


Aquel chamán fue requerido por una tribu atribulada. Todo marchaba al revés: no llovía, no quedaba apenas comida y la gente enfermaba.

-¡Por favor, ayúdanos- dijeron los ancianos al visitarle. Compadecido por aquel sufrimiento, el chamán dejó su choza en la selva y fue al poblado. Solo pidió que le trajeran cada día un cuenco con agua y otro con comida a la choza vacía donde se recluyó durante un tiempo. Se sentó, cerró los ojos y comenzó a respirar muy calmada y conscientemente. Poco a poco puso en orden sus pensamientos y emociones y dejó que la quietud sanara su cuerpo y su mente, como había visto hacer a los animales heridos, que buscan un escondrijo y allí permanecen sin comer ni beber hasta que una vez curados abandonan su guarida.

Al tiempo que se ponían en orden sus pensamientos, sus emociones, se fue silenciando también el ruido de fuera. Las cosas comenzaron a estar en su sitio y al cabo de varios días una lluvia fina y persistente empapó la tierra y se llevó la ansiedad del poblado.

Los ancianos pensaron en una magia antigua y poderosa, pero nunca sospecharon que en realidad lo que sucedía ahí fuera era el reflejo de lo que pasaba por dentro.

miércoles, 6 de julio de 2022

LEO EL ILUMINADO

 


LEO EL ILUMINADO



Leo, como quien no quiere la cosa, me ha mirado a los ojos y ha dicho: “Dios existe, no te quepa la menor duda”.

Lo ha dicho con esa mirada intensa con que suele mirarme cuando estamos sumidos en la soledad y el silencio. Luego meneó el rabillo porque se dio cuenta de que un ser inferior, expulsado hace milenios del Paraíso, había sido capaz de entenderle.

Siguió hablando con esa mirada profunda que te traspasa el velo del corazón: “No lo vais a encontrar en las estúpidas palabras de la Teología, ni en el boato de las grandes liturgias. No suele hablar bajo una mitra, un solideo, una kipa, un turbante, ni tampoco envuelto en un hábito, una toga, un uniforme. No se parece en nada a lo que imagináis. Has de atravesar el ojo de la aguja en un camello para encontrar su huella en el desierto. No habla, no riñe, no juzga, no tiene una vara de medir ni un libro de anotaciones. Eso sí, mientras más lo busquéis, mientras más anheléis su presencia, más lejos estaréis de él. Si no lo buscáis, algún día os daréis cuenta de que no os separa de él ni el grosor de un cabello y que su murmullo resuena silenciosamente en cada uno de vuestros gestos, en cada paso que dais y en cada sonido que sale de vuestra boca. Llegará un momento en que será atronador ese murmullo silencioso y no podréis hacer nada para impedir que os tome por completo y os devuelva de nuevo al Paraíso de donde nunca deberíais haber salido”.


Gregorio Hidalgo 7 julio 2022

LA SINFONÍA DEL FREGADERO


 

LA SINFONÍA DEL FREGADERO



Prefería el canto del pájaro o el rumor del viento en la rama antes que el ronco latido de la calle, que los despreciables sonidos del fregadero cuya canción se desgranaba bajo el grifo abierto. Prefería todo aquello en lugar del murmullo de la vajilla. Mas hoy, de forma sorpresiva, me visitó el cuchillo del silencio, que atravesó el corazón de mis palabras con suave caricia hasta dejarlo todo como un paisaje nevado, blanco y mudo. Ahora, sin esfuerzo alguno, disfruto de sonidos misteriosos que antes pasaban desapercibidos. Es cierto que todo estaba ya aquí, en esta sinfonía del agua, la vajilla, los múltiples cacharros con mácula, cucharas restregadas por la esponja, vasos vacíos... mas yo no era capaz de oírlos, inmerso como estaba en el tenaz artificio del lenguaje.  Ahora fluyo libre como el agua que se abandona al sumidero tras cumplir la misión encomendada, que fue dejar sin mácula la vajilla y el polvo acumulado en mis oídos.

                                                        Gregorio Hidalgo