El budismo habla de cuatro clases de nutrientes, el primero es el alimento del cuerpo; no solo lo que entra por la boca sino por cualquiera de los sentidos, incluida la conciencia. (En el budismo se habla de seis sentidos, no de cinco).
Podríamos pensar que la conciencia solo tiene carácter individual, que cada uno tiene su propia conciencia sin relación alguna con la del resto de los humanos, pero sabemos que esto no es así. La conciencia individual está hecha en su mayor parte de elementos de la conciencia colectiva y viceversa. Creemos que somos libres pero si bien es cierto, es una libertad con matices, mediatizada por lo que nos llega de la conciencia colectiva y que nosotros atribuimos exclusivamente a nuestra propia conciencia individual. Tenemos una conciencia fundamentalmente heredada.
La educación pública nació en el siglo XVIII en el estado prusiano. Fue creada para aprender la obediencia y crear estado de opinión desde muy temprana edad. Niños y niñas aprendían a obedecer y eran atosigados por la ideología de turno del Estado. Franz de Houre, teórico prusiano, afirmó lo siguiente: "El estado debería moldear a cada persona, y moldearla de tal manera que simplemente no pueda querer otra cosa distinta a la que el Estado desea que quiera."
La manipulación de las conciencias no era cosa nueva, pero en la edad contemporánea se ha ido refinando sutilmente hasta el punto de que dicha manipulación apenas si es percibida por la mayoría de los individuos. De hecho, quienes somos o hemos sido docentes hemos experimentado de qué manera, por muy respetuosos que queramos ser con nuestro alumnado, terminamos por inocular la ideología dominante de una u otra manera. El profesorado también es víctima (y no tanto verdugo) de dicha conciencia colectiva.
Podríamos preguntarnos: ¿ qué nutrientes de la consciencia colectiva nutren la escuela? ¿Hasta qué punto está infiltrada en nuestra conciencia individual como docentes? ¿ qué alimentos (pensamientos, emociones, ideas...) estoy tomando de forma no consciente de mis compañeros, entorno social, Administración, padres...?
Tomar conciencia como grupo es primordial para un cambio individual y colectivo. Crear comunidad es clave para trabajar el cambio que esperamos ver en el mundo, porque individualmente es muy difícil sustraerse al influjo de la conciencia colectiva dominante que a día de hoy nos está abocando a un callejón sin salida. Para muestra, un botón: el cambio climático provocado por la sociedad de consumo.
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